Ahora que la cartera de clientes ha crecido, he tenido el placer de tratar y trabajar con nuevos directores y dueños de medios, y es imposible no hacer comparaciones con lo que hasta hace unos meses conocía.
Lo primero que me ha impactado es el enfoque con el que trabajan. Son personas que tienen muy claro lo que hacen, saben perfectamente qué hacen y qué quieren hacer. A diferencia del típico director/dueño de periódico en México lo que veo en Inglaterra, Estados Unidos, Australia es gente que entiende el orden de las cosas y el valor inmediato y a largo plazo de hacer las cosas bien. Pero también aquí en México.
De hecho, el mejor cliente y ahora socio que he tenido es un mexicano de 45 años, dueño de una revista. Él tiene todo claro. Sabe que zapatero a sus zapatos, confía en que lo que hagamos será por un bien general y con rumbo claro y tan solo a 5 meses, los resultados empiezan a ver la luz, muy buenos resultados.
Mi experiencia con dos directores consecutivos de un diario —y sus respectivos dueños— había sido de confusión y palabrería. Ni uno entendía qué es lo que vende y cuál es el valor de su marca.
Y el problema con la mayoría de los diarios en este país es que en vez de invertir en el contenido, tiran el dinero a la basura al empujar a un producto caduco y sin un target claro, solo por vender más publicidad y suscripciones.
Es increíble que en 2015 existan diarios que imprimen la mayoría de sus páginas en blanco y negro, papel que ensucia, formatos grandes e incómodos… y esto es solamente el empaquetado del producto.
Cuando hablamos del producto, hablamos del contenido, o sea, la información. Y al parecer nunca les queda claro a dónde quieren ir, a qué lector y con qué ángulo. Una redacción por lo general está llena de gente con opiniones encontradas y no existe un orden o línea clara a seguir.
En contraste, ahora trato con medios que conocen y dominan perfectamente su producto y saben a dónde quieren ir, los planes de crecimiento son claros, simples y sin rodeos, la inversión que hacen, la hacen en mejorar el contenido, entienden que con un buen producto, las ventas de publicidad y suscripciones se dan casi naturalmente y sin tener que invertir grandes cantidades.
No hay solo un problema en los medios mexicanos, son una combinación de muchos problemas de raíz: La falta de dirección clara, un rampante paternalismo empresarial, abismales diferencias en la calidad entre un miembro del staff y otro, la obsesión con ver a los empleados como un gasto y no como una inversión…
Me queda claro más que nunca que la gran mayoría de los diarios en México trabajan duro todos los días en cavar su propia tumba.
Y ni hablemos de sus pésimos sueldos y prestaciones y esa otra obsesión de que todos “se pongan la camiseta”
Cada día que pasa me siento más afortunado de haber salido de esa maquinaria de cavar tumbas.